Los trastornos del lenguaje
La comunicación es un proceso dinámico de transmisión y recepción de distintas clases de información a través de un medio idóneo, lo que implica una interacción social de intercambio entre variados sujetos, donde entran en juego diferentes elementos asociados a la comprensión y a la elaboración de diversas clases de mensajes (orales, escritos, gestuales, etc.) a partir de la utilización de un código común.
El niño adquiere las habilidades comunicativas en su interacción con quienes lo rodean. El desarrollo del lenguaje, a su vez, necesita de la evolución y la maduración de los sistemas neurosensoriales y motor, junto con el progreso de la afectividad y de la capacidad cognitiva.
El sistema base y el más utilizado en la comunicación es el oral, el cual está precedido por otras formas más acotadas, como el llanto y la gestualidad. Más tarde se adquiere la escritura. No son los únicos, sino que existen muchos otros, aunque, en general, más restringidos en cuanto a sus posibilidades o a quienes son sus usuarios, como ocurre, por ejemplo, con las diferentes lenguas de señas.
El lenguaje posee cinco componentes principales:
1. El fonológico o fónico, es decir, los sonidos propios de un idioma, junto con su organización dentro de un sistema, la forma de articularse y la distribución en los contextos en los que es factible su aparición.
2. El fonético, que implica la forma en concreto de dichos sonidos y sus peculiaridades en cuanto a la producción, la transmisión y la percepción que permitan una adecuada comunicación.
3. El léxico-semántico, que comprende lo atinente a la comprensión y el uso de la palabra atendiendo a sus significados y a las combinaciones propias de cada idioma, posibles a distintos niveles .
4. El morfosintáctico, que no es otra cosa sino la estructuración de las reglas que permiten la formación (y la creación) de palabras y la manera en que esa combinatoria se realiza en una lengua dada.
5. El pragmático, el cual refiere a la utilización efectiva del lenguaje en cualquier acto de comunicación.
Se podría decir que no basta con una correcta adquisición de habilidades lingüísticas y gramaticales, sino que también existen componentes no lingüísticos que no abarcan solamente los usos del lenguaje, sino también cuándo y cómo utilizarlo.
En ese sentido intervienen la atención, la concentración, la secuenciación, la categorización, la identificación, la discriminación, la memoria y la comprensión auditivas, las asociaciones visuales y auditivas, las expresiones oral y gestual, etc., lo que permite un adecuado uso del lenguaje.
Según la definición de la American Speech, Language and Hearing Association de los EE.UU., los Trastornos Específicos del Lenguaje (TEL) consisten en “el deterioro o el desarrollo deficiente de la comprensión y/o la utilización de un sistema de símbolos hablados, escritos y/ u otros. Estas alteraciones incluyen (1) la forma del lenguaje (fonología, morfología y sintaxis), (2) el contenido del lenguaje (semántica), y las funciones del lenguaje en la comunicación (pragmática) en cualquier combinación”.
Estos trastornos se dividen en primarios (cuando no pueden atribuirse a alguna otra patología, como, por ejemplo, sordera o discapacidad intelectual), que afectan aproximadamente al 6 a 8% de la población, y secundarios (cuando son consecuencia de otra patología o alguna condición de base (hipoacusia, parálisis cerebral, etc.). Desde esta perspectiva, los problemas del lenguaje que se advierten en buena parte de las personas diagnosticadas con alguno de los Trastornos del Espectro Autista se hallarían comprendidos dentro de los segundos, aunque para algunos especialistas en esta materia ello no sería tan así, ya que existiría una especie de sobreposición entre ambos. Sin embargo, pese a que los problemas de comunicación entre las personas diagnosticadas con alguna de las formas de autismo es uno de los aspectos centrales de los TEA, existen diferencias entre unos y otros.
Los trastornos del lenguaje y del espectro autista
Existe un consenso casi pleno de que los problemas de comunicación de las personas con autismo tienen un fuerte componente sensorial, ya que las mismas se verían abrumadas por los estímulos que reciben, no pudiendo realizar discriminaciones, categorizaciones u otras estrategias para limitar el bombardeo, lo que tendría un fuerte impacto en el desarrollo del lenguaje, así como se señala que el procesamiento diferente de la información conduce a una forma de comunicación distinta.
Un estudio realizado en Suecia indicó que alrededor del 60% de niños entre 4 y 6 años con autismo y sin discapacidad intelectual tenían moderados a severos problemas de lenguaje. En aquellos con compromiso intelectual, el porcentaje era todavía mayor.
Los trastornos del lenguaje más habituales en niños diagnosticados con algún TEA son:
a) Agnosia auditiva verbal. Se trata de la dificultad de decodificar lo que se le dice. Suelen ser aquellos que portan una afección más profunda, incluso algunos de ellos añaden a esto algún grado de retraso mental.
b) Síndrome fonológico-sintáctico. Es una de las formas más habituales de trastornos del lenguaje entre personas con y sin autismo. En los casos más leves, se dificulta diferenciar uno del otro. Se caracteriza por una marcada pobreza semántica y gramatical, junto con una expresión oral deficiente, lo que hace difícil comprender lo que el sujeto expresa. Mientras que la comprensión puede hallarse más o menos alterada, el déficit se centra en el aspecto expresivo.
c) Síndrome léxico-sintáctico. Lo que se halla afectado aquí es la capacidad de hallar la o las palabras adecuadas para expresar una idea. Como es habitual que se produzca junto con deficiencias pragmáticas, puede que sus límites no sean del todo precisos y en ocasiones se superpone con el fonológico-sintáctico y con el semántico-pragmático.
d) Mutismo selectivo. Aquellos que lo portan tienen la capacidad de hablar normalmente o casi, pero omiten hacerlo en algunas situaciones (lugares públicos, por ejemplo) o en presencia de determinadas personas.
e) Trastornos de la prosodia. Los mismos no tienen que ver con la expresión o la comprensión, sino con la entonación y el ritmo con los se expresa el lenguaje. Se observa también en los que se denominan autistas de alto rendimiento y consiste en que el tono que se emplea puede sonar a pedantería, o utilizarse una frecuencia muy aguda, o mediante una forma monótona, o con formas de voz peculiares (por ejemplo, como suele representarse la voz de los robots) o, incluso, mediante alteración prosódica (imitar la voz de otros, sean humanos, personajes de TV, etc.).
f) Síndrome semántico-pragmático. Es, tal vez, el trastorno más idiosincrático, ya que está imbricado con el uso social y comunicativo del lenguaje.
Se afirma que los aspectos pragmáticos del lenguaje se asientan sobre las habilidades lingüísticas del individuo, pero también lo hacen sobre sus capacidades cognitivo-sociales, precisamente uno de los pilares del diagnóstico, ya que la interacción social se ve dificultada entre aquellos con algún TEA.
Según esta categorización, los niños con recursos de comunicación relativamente buenos pero con habilidades sociales deficientes serían diagnosticados con Asperger, mientras que aquellos cuya capacidad de relación no estuviera muy perjudicada, pero con problemas serios de lenguaje se hallarían dentro del trastorno semántico-pragmático. Al mismo tiempo, los que presentaran problemas de ambos tipos se caracterizarían como típicos. No todos los especialistas comulgan con esta idea.
A su vez, los principales aspectos pragmáticos del lenguaje que pueden estar alterados en niños con TEA son los siguientes:
– Turno de la palabra: En una conversación, mientras uno habla, el otro escucha, alternándose los roles en el transcurso de la misma. Para ello, es necesario monitorear los signos del lenguaje hablado y la gestualidad que evidencian que el interlocutor termina el discurso para asumir el papel del que habla. En el autismo, esos marcadores suelen omitirse, por lo que no se respetan los turnos, asumiendo su portador el rol del que habla, incluso interrumpiendo a los oradores en medio de su discurso.
– Inicios de conversación: Para introducir un tema en una conversación resulta imperativo saber qué se quiere decir y cómo hacerlo. La capacidad para iniciar un diálogo o para cambiar el asunto también requiere de las habilidades cognitivo-sociales. En ese sentido, es preciso que el emisor pueda identificar cuándo el receptor tiene una actitud de atención. Las claves verbales y no verbales para ello son de difícil dilucidación para la persona autista, por lo que en muchos casos o terminan por permanecer en silencio o irrumpen en momentos inapropiados.
– Lenguaje figurado: Metáforas, doble sentidos, significados implícitos y hasta las formas de cortesía suelen ser un galimatías para los portadores de TEA, al requerir una interpretación que va mucho más allá de la literalidad del discurso, ya que les cuesta deducir lo que realmente se quiere decir. Entonaciones, gestos y otros marcadores que cargan el discurso de un sentido diferente y hasta contrario al discurso literal, imbuidos, además de sentimientos y afectos, no son captados, desbordando la capacidad decodificadora de la persona con autismo.
– Clarificaciones: En ocasiones, cuando el interlocutor no comprende lo que se está diciendo, el hablante debe explicar con otras palabras lo que quiso expresar, ajustando el discurso a la comprensión del otro, redefiniendo conceptos complicados apelando a otros más sencillos y adecuando el mensaje para que que se entienda. La detección del nivel de comprensión de quien escucha es otra de las falencias habituales de aquellos con TEA. A su vez, cuando no se vislumbra el contenido del habla del interlocutor, lo usual es manifestarlo, requiriendo que se aclare lo no captado o expresando la incomprensión a través de algún gesto. Los autistas raramente lo hacen y es poco frecuente que pidan clarificaciones sobre aquello que no les ha llegado.
También son frecuentes las ecolalias (repeticiones sin sentido de palabras o frases escuchadas), la construcción de largos discursos sin dirigirse a un interlocutor determinado, la falta de gesticulación para tratar de compensar las carencias de la comunicación oral y la utilización de la segunda o la tercera persona en el discurso en lugar de la primera, cuando se habla de sí mismo.
Detección temprana de los trastornos
del habla
Hay que tener en cuenta que los diferentes límites temporales a los desarrollos del habla son promedios, y que los retrasos leves en la adquisición de los diversos hitos son normales y no implican patología alguna.
Teniendo en mira esto último, los hitos esperables entre el nacimiento y los primeros tres años son los que siguen.
Antes del año, el gorgojeo y el balbuceo son los prolegómenos del desarrollo del habla. Aproximadamente a los 9 meses comienzan a unir sonidos y a hacer entonaciones similares al habla y hasta son capaces de articular palabras como “mamá” y “papá”, aunque sin comprensión de su significado. En ese mismo período comienzan a prestar mayor atención a los sonidos y a reconocer los nombres de los objetos más comunes de uso más frecuente, como la mamadera y el chupete, por ejemplo. Si dichos objetivos se demoran y, además, hay escasa o nula utilización de gestos como señalar o despedirse usando las manos, son signos de alerta de que algo no marcha como debiera, aunque no necesariamente se trate de autismo.
Entre los 12 y los 18 meses, la mayoría de los niños y niñas amplían notablemente los sonidos que utilizan en su balbuceo, imitan sonidos y palabras, incluso algunas con sentido de su significado, usualmente sustantivos, además de “mamá” y “papá”. A su vez, son capaces de seguir instrucciones simples, como “Dame ese juguete”. Cuando hay predominancia comunicativa hacia el final del período de gestos sobre palabras, existen dificultades para imitar sonidos o no pueden seguir indicaciones sencillas, existe algún problema a atender, entre otros, posible TEA.
De los 18 a los 24 meses se espera que el pequeño posea una batería de al menos 20 palabras al principio, para ampliarla hasta las 50 o más al final del período, al tiempo que empiezan los mensajes simples, del estilo de “quiero pelota”. También se halla presente la capacidad de reconocer objetos de uso común en presencia o a través de dibujos y responder a órdenes más complejas, como “dejá de correr y sentate”. La imposibilidad o la dificultad de generar palabras y frases sencillas y la imitación de actos y del habla ajena, la falta de seguimiento de órdenes simples, la repetición de unos pocos sonidos o palabras, su tono de voz es extraño, cuesta mucho entenderle y/o la carencia de lenguaje oral para manifestar otra cosa más que sus necesidades inmediatas hacen sospechar de la presencia de problemas del lenguaje.
Para el período que va entre los 2 y los 3 años se espera un crecimiento exponencial del vocabulario y que el niño o niña sea capaz de armar frases con tres o más palabras, así como debiera poder seguir instrucciones muy complejas. La identificación de los colores y las comparaciones de tipo grande, mediano y pequeño también son esperables. Se supone que en esta etapa aquellas personas cercanas a ellos entiendan perfectamente la mitad de sus enunciados a los 2 años y las tres cuartas partes de los mismos alrededor de los 3. Para los 4 hasta los desconocidos pueden comprender la totalidad de su discurso. Cuando ello no sucede, es tiempo de efectuar una consulta.
Obviamente, no todos los casos implican algún tipo de TEA, ya que es necesario descartar muchas otras posibles causas, que implican problemas en los órganos de fonación, sordera, retrasos en el desarrollo y muchos más, incluso trastornos del lenguaje primarios. Lo que da una certeza al diagnostico de autismo es la conjugación de estas dificultades con el resto de los síntomas típicos.
Tratamiento
Hay que considerar que precisamente los Trastornos del Espectro Autista abarcan una importante cantidad de condiciones con una base diagnóstica común, lo que implica que la casuística sea extremadamente variada. Desde aquellos sujetos que casi no hablan (o no lo hacen en absoluto, aproximadamente el 30%) hasta habladores seriales, se encuentra una variedad y una intensidad dispar de signos entre los sujetos, lo que lleva a que cualquier intervención deba ser personalizada, ya que las necesidades son diferentes para las distintas personas.
El primer paso es evaluar a cada paciente a través de un profesional idóneo que identifique cuáles son las carencias y los puntos fuertes sobre los cuales intervenir.
Genéricamente hablando, existen diferentes abordajes que pueden emplearse, sea en sesiones individuales o grupales.
Las terapias de comportamiento y comunicación intentan reducir las conductas problemáticas y proveer de estrategias al individuo para afrontar las situaciones conflictivas a través de la adquisición de nuevas habilidades.
Por otro lado, las terapias educativas muy estructuradas suelen brindar buenos resultados para algunos niños con autismo. Mediante ellas se desarrollan diferentes actividades orientadas a mejorar las destrezas sociales, la comunicación y el comportamiento.
Por su parte, las terapias familiares buscan que sean los padres y demás personas cercanas quienes se transformen en agentes terapéuticos, mediante el juego y la interacción con los pequeños que les permitan superar o, al menos, paliar los problemas del lenguaje y la comunicación.
En general, los medicamentos no actúan sobre los síntomas centrales, aunque algunos pueden ayudar a controlarlos en parte, reduciendo la hiperactividad cuando ella esté presente, ante problemas de comportamiento y también para reducir las conductas ansiosas, entre otras.
En aquellos pacientes imposibilitados de hablar, sea por problemas de discapacidad intelectual o de otro tipo, es posible acudir a distintas formas de tecnología aumentativa y/o asistiva que propicien la comunicación.
Para terminar
Los problemas de comunicación tienen como consecuencia la afectación de la vida relacional en prácticamente todos los aspectos, por ello es importante intervenir sobre los mismos lo más tempranamente posible, ya que las posibilidades son mucho mejores cuanto antes se emprenda la tarea.
Mayormente, casi todos los diagnosticados presentan trastornos del lenguaje, aunque la inversa no se cumple.
Sea algún TEA o cualquier otra causa, en buena parte de quienes manifiesten inconvenientes con su lenguaje es posible una mejora sustancial.
Para consultar:
– https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/conditions/developmental-disabilities/Paginas/speech-language-therapy.aspx
– https://www.nidcd.nih.gov/health/autism-spectrum-disorder-communication-problems-children
– https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3862077/
– https://www.mja.com.au/journal/2005/182/7/7-language-di sorders-and-autism
– https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/autism-spectrum-disorder/diagnosis-treatment/drc-20352934
– https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/problemas-de-comunicacion-en-los-ninos-con-tras tornos-del-espectro-autista#4
– https://www.carautismroadmap.org/language-disorders-in-children-with-asd/
– https://www.gu.se/en/gnc/language-disorders-and-autism-what-is-what-or-is-it-both
– https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/9195665/
– https://www.intechopen.com/chapters/48006
– https://sid-inico.usal.es/idocs/F8/ART6160/lenguaje-en-los-trastornos-autistas.pdf
– https://www.nidcd.nih.gov/sites/default/files/Documents/health/voice/FactSheetAutismSpectrumDisorder-Spanish.pdf
– https://autismodiario.com/2016/08/29/el-lenguaje-y-la-comunicacion-en-ninos-con-autismo/
– https://www.redcenit.com/trastorno-especifico-del-lenguaje-y-autismo/
– https://autismodiario.com/2012/09/21/los-trastornos-especificos-del-lenguaje-tel-y-los-tea-las-diferencias-implicitas/