Valiéndose de estas herramientas, un grupo de trabajo perteneciente a la Universidad de California en San Diego se propuso estudiar las diferencias de tamaño que presenta el cerebro de algunas personas con Autismo.
Investigaciones previas habían hallado que variaciones en la región denominada 16p11.2 del genoma se asocian con algunos de los trastornos del espectro autista. Las deleciones en esta zona, además, provocan macrocefalia, mientras que las duplicaciones conducen a su contraria, esto es, microcefalia. Ambas variaciones afectan el desarrollo y las funciones del cerebro.
Los científicos crearon organoides con los dos tipos de alteración genética que permitirá revelar nueva información sobre los mecanismos moleculares de ese mal funcionamiento, lo que, creen, brindará novedosas opciones de tratamiento.
Para ello utilizaron células madre pluripotentes obtenidas de personas que portaban variaciones genómicas de la región mencionada, tres de cada caso, mientras que se obtuvieron otras tres de sujetos sin alterar, los que sirvieron de grupo de control.
La investigación reveló que tanto en los modelos con deleción como en los de duplicación existía una sobreactividad de una proteína denominada RhoA, que interviene en la formación de la estructura celular, lo que provocaba un enlentecimiento de la migración neural, es decir el proceso por el cual las neuronas se desplazan desde el lugar de su creación hasta su zona de destino para lograr un desarrollo fetal pleno y un funcionamiento normal de la persona tras el crecimiento. Cuando el equipo volvió la sustancia a sus niveles normales, el traslado celular fue igual al que se observó en los controles.
Alysson Muotri, codirectora del estudio, expresó: “Nuestro trabajo abre la posibilidad de manipular terapéuticamente la cantidad de RhoA. Esa proteína puede estar sobreexpresada en otros individuos con trastornos del espectro autista que tienen micro o macrocefalia. Teniendo esto en consideración, podemos potencialmente ayudar a millones de pacientes”. El mismo equipo planea repetir la experiencia, pero esta vez utilizando animales de laboratorio.
El trabajo fue publicado en Molecular Psychiatry y puede accederse a su texto en inglés en https://www.nature.com/articles/s41380-021-01243-6.