No alcanza con tener solamente uno para que ese peligro esté latente, sino que se requieren al menos tres de los siguientes: poseer demasiada acumulación de grasas alrededor de la cintura, un nivel alto de triglicéridos (grasa de la sangre), niveles pequeños de colesterol “bueno” (ayuda a eliminar el “malo”), presión arterial alta y/o excesos de azúcar en sangre en ayunas. También contribuyen el sobrepeso, una vida con poca actividad física, resistencia a la insulina, la mayor edad y antecedentes familiares.
Para tener una idea de su presencia, se estima que el 34,2% de los adultos estadounidenses portan el síndrome, lo que no implica, necesariamente, que desencadene alguna patología, aunque sí incrementa el riesgo de padecer alguna, muchas de las cuales no son de buen pronóstico.
Hasta ahora, la forma de combatir el síndrome era mediante una dieta sana, incrementando la actividad física y recurriendo a medicamentos que bajen la presión y otros que hagan lo propio con el azúcar en sangre.
Investigadores del hospital universitario Cleveland Medical Center se encuentran desarrollando una droga para tratarlo, ya que han identificado una hormona en 2016 que controla el apetito y el peso corporal, la cual recibe el nombre de Asprosin, que estimula las ganas de comer e incrementa los niveles de glucosa, actuando sobre el hipotálamo y el hígado.
Al mismo tiempo, han hallado una proteína que actúa como receptor de Asprosin. Los receptores, por decirlo simplemente, son los que permiten la acción de aquello que reciben. Al inhibir totalmente o disminuir su capacidad se puede controlar el efecto de dicha hormona, reduciendo el peligro de que el síndrome se haga presente, con el riesgo que implica para la salud.
La droga sintetizada se nomina como trampa para el receptor. Probada hasta la fecha en animales de laboratorio, sus resultados han sido altamente positivos, ya que los ratones tratados decrecieron notablemente su apetito desmedido, han bajado a un peso normal y se han visto reducidos los niveles de glucosa.
Resta que los próximos pasos que se den en la investigación confirmen dichos resultados en el tratamiento de seres humanos, para lo cual falta un cierto tiempo de más testeos. De todas maneras, una vida más activa y sana es una buena prevención.