Además de desarrollar dispositivos tecnológicos para este colectivo, destinados a mejorar la calidad de su vida, el proyecto tiene otra arista que resulta muy interesante, la cual consiste en brindar herramientas para que los propios usuarios participen activamente en la construcción de su destino.
En ese sentido, enseñan a quienes se acercan a utilizar las nuevas herramientas tecnológicas, con el objetivo de que mejoren sus posibilidades de empleabilidad.
Quien dirige el proyecto y, además, ocupa el cargo de vicerrector de dicha Facultad es Eduardo Martel. Este expresa que: “Creemos que como universidad debemos aportar a una verdadera inserción de las personas con discapacidad y en eso la formación resulta fundamental para mejorar las posibilidades de conseguir empleo”.
A su vez, se encuentran abocados a construir prótesis y órtesis inteligentes que no solamente mejoren la funcionalidad o reemplacen a un miembro, sino que también ayuden a su rehabilitación.
Un caso notable es el de Santiago Salinas, quien hace algo más de dos décadas sufrió un accidente por el cual utiliza una silla de ruedas. Como parte del proyecto, este profesor comenzó a dictar talleres de mecánica para alumnos que portan discapacidad visual y motriz. Al mismo tiempo, enseña a usuarios de dichas sillas cómo adaptarlas, reduciendo su tamaño, haciéndolas más confortables y volviéndolas más manejables y portables. Incluso les brinda conocimientos para permitir que el propio usuario realice las reparaciones, cuando ello es necesario.
Hijo de universitarios, Santiago cree que las personas temen a la Universidad porque piensan que es solamente para privilegiados, pero que allí existen muchos expertos que pueden hacer que los sueños y los proyectos para mejorar la vida de los seres humanos se transformen en realidad y así cumplan con su objetivo. Una excelente iniciativa de una de las universidades públicas.
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