El equipo liderado por el Licenciado Stephen Lin bajo la supervisión del Dr. Anusha Withana, profesor titular de la mencionada Escuela, se valió de una impresora 3D de las más simples y bajo costo para realizar el cuerpo del brazalete utilizando una resina especial a la que se le adosan sensores capaces de detectar los movimientos más sutiles de los dedos de su usuario a través de las vibraciones que se producen en el túnel carpiano, la parte de la mano que se comunica con la muñeca, el que contiene los tendones que controlan la movilidad de dicha extremidad.
Dichos movimientos son transmitidos vía bluetooth hacia un programa que interpreta los movimientos de cada persona, utilizando el aprendizaje automático que proveen los sistemas de inteligencia artificial, lo que permite que cada unidad se ajuste exactamente a las capacidades y a las necesidades de cada sujeto. A su vez, el programa se comunica con el aparato que se desea controlar en tiempo prácticamente real, lo que permite al usuario no solamente velocidad de reacción, requerimiento indispensable para poder jugar muchos títulos en las distintas plataformas, sino también muy buena precisión en los movimientos, lo que facilita la jugabilidad, así como también el manejo de programas de PC y aplicaciones en teléfonos inteligentes, tablets, etc.
Ya existen joysticks y otros aparatos asistivos que ayudan a quienes tienen limitaciones serias en sus movimientos, como las dos terceras partes de aquellos portadores de parálisis cerebral, los que presentan falta de movilidad en sus manos, la misma es reducida o son presa de movimientos involuntarios. El problema es que muchos de ellos son muy caros o, aunque muy posiblemente superen la etapa experimental, su utilización práctica es algo dificultosa. Como ejemplos de ello, pueden citarse Stentrode, presentado el año pasado, una interfase cerebro-computadora que habilita el control de aparatos digitales mediante el pensamiento o su similar de NexStem, una elegante vincha que está disponible solamente para investigadores. Algunas de estas innovaciones requieren de cirugías, cables y otros implementos que los hacen algo engorrosos.
Respecto del precio, los controladores de distinto tipo suelen tener un alto costo, sobre todo para los integrantes de poblaciones de bajos y medianos ingresos, además de que en muchos de ellos su calibración puede resultar difícil.
Es por estas razones que los investigadores han determinado que tanto la forma de impresión como los programas y aplicaciones necesarios van a ser suministrados en la categoría de freeware cuando se pongan a disposición del público, por lo cual su costo se verá reducido prácticamente al valor de sus materiales, lo que augura un precio más que accesible.
Lin explica el por qué: “La accesibilidad no debe tener un alto costo. Nuestra misión es proveer una solución asequible y fácil de usar para asistir a las personas a lo largo y a lo ancho del mundo que porte alguna discapacidad. Queremos que esta tecnología esté a disposición a todo aquel que la necesite, por lo cual la lanzaremos al mercado sin derechos de propiedad intelectual”.
Gopi Kitnasamy, presidente de los Servicios de Rehabilitación de la Fundación Caritativa MJF de Sri Lanka, entidad coaportante en el desarrollo del brazalete, padre de un joven de 23 años con parálisis cerebral, narra su experiencia, ya que su hijo adora los juegos de carreras y de disparos, pero hasta ahora solamente participó mirando cómo juegan otros, ya que los caros aparatos de control nunca pudieron cumplir plenamente con su función, sin adaptarse completamente a las necesidades del muchacho. Ahora el progenitor, de acuerdo con los trabajos experimentales que se han desarrollado, ve que existe una probabilidad muy alta de que tanto su hijo como otras millones de personas puedan jugar, utilizar PCs y controlar aparatos. Y señala otra posibilidad más, la de que los brazaletes resultantes permitan mejorar los ejercicios de los servicios de rehabilitación y, sobre todo, hacer posible lo que hasta ahora parece imposible.
Habrá que esperar que los trabajos de puesta a punto del brazalete culminen para que se ponga a disposición de todos aquellos que quieran beneficiarse de él.
Mientras tanto, puede verse un video producido por la Universidad de Sydney de apenas 30 segundos, no demasiado explicativo, en el que se aprecia al licenciado Lin mostrando el funcionamiento de su producto en el enlace https://www.youtube.com/watch?v=V3th5HLDh0g&ab_channel=FacultyofEngineering%2CUniversityofSydney