“Cuánta delicadeza de alma se necesita para ser un Perseo, vencedor de monstruos”.
Ítalo Calvino (1998:21)
El trabajo con Patricia fue realizado inicialmente de manera presencial y, dada la pandemia de covid-19, continuó llevándose a cabo en modalidad virtual.
En el material iré intercalando el relato de la clínica, resonancias a partir de dicha experiencia y de mi proceso con la relajación terapéutica . En ese sentido, me pregunto por el aporte de la experiencia personal en relajación, particularmente en época de pandemia, en la cual el cuerpo se encuentra restringido.
Las ocasiones en las que, luego de la relajación, me siento con mayor presencia y disponibilidad, más vital, ¿podemos pensarlas en relación al anclaje y como afirmación del eje tónico-postural ?
Tomaré palabras de Calvino (1998), quien vincula la pérdida de peso y la decisión: “La levedad para mí se asocia con la precisión y la determinación (…) mi labor ha consistido las más de las veces en sustraer peso” (31), afirma. Si bien el autor se refiere a la levedad y no específicamente a la pérdida de tensión, considerando su planteo y buscando articular ambas cuestiones me pregunto por la relación entre el anclaje, la afirmación del eje tónico-postural y la determinación. ¿Puede pensarse a la determinación como uno de los efectos posibles del anclaje que produce la fluctuación del tono muscular en la relajación?
Me convoca a la escritura Patricia, quien, a partir de este tiempo, se presenta más presente, con el cuerpo más despierto, receptivo, con mayor disponibilidad para desenvolver su hacer.
Tiene 16 años, asiste a una escuela especial. Al inicio del tratamiento en el año 2019, presentaba repliegue de su funcionamiento psicomotor: hablaba en voz baja, su gestualidad era acotada, solía mostrarse seria, su modo de relación con el tiempo y el espacio tenía escasa variedad. Su modo de relacionarse con los otros era amable y calmo, pero a la vez mostraba cierta fijeza.
En las sesiones presenciales, casi siempre incluíamos la relajación. Actualmente, dada la situación de pandemia, hacemos las sesiones vía llamada telefónica. Patricia elige trabajar sin cámara; en el teléfono la mirada se ausenta de la relación al otro, puede estar hacia adentro o hacia el espacio, y la voz hila. ¿Esto la alivia a Patricia, la aloja?
La joven tomó a su cargo el llamado, los jueves se comunica puntualmente en el horario de sesión. A mi lectura, esto tuvo su inicio en la presencialidad, en una forma singular que tenía de empezar las sesiones: yo iba a la sala de espera, le avisaba que estaba lista y volvía al consultorio, allí la esperaba. Era ella la que decidía cuándo ingresar, su decisión la movía. Hipotetizo que esto le permitía posicionarse respecto a su interés en el trabajo y apropiarse de su espacio. El compromiso de Patricia con su proceso es significativo, se trata de una auténtica “vencedora de monstruos”.
La primera semana de aislamiento, la sesión con Patricia me resultó decisiva: sentí esa cercanía al propio cuerpo. Hicimos la relajación, para guiarla me senté en el suelo. Conservo ese registro profundo y apaciguante.
¿Qué podemos decir de la relajación terapéutica? Es un medio para experimentar el propio funcionamiento corporal, que está en relación a la historia del sujeto (González, 2020). La relajación terapéutica le permite al sujeto acercarse a aquello que le es desconocido sobre sí y “acceder a la conciencia de que falta algo” (Bergès, 1991: 36).
La relajación implica restar la mirada, además de suspenderse el movimiento y el hablar del relajando. Se le propone cerrar los ojos; ubicarse acostado o sentado, en una postura cómoda que le permita estar distendido, entregar su peso. El terapeuta va nombrando las partes del cuerpo a medida que las contacta, desde la cabeza hasta los pies; siempre que el relajando acuerde con seguir. El tocar y el nombrar del terapeuta localizan, pero además fijan e integran (Bergès, 1991).
La relajación no se fundamenta en un resblandecimiento, sino en que el paciente esté presente, sintiendo lo que le sucede, “se apunta a obtener nuevas relaciones entre el cuerpo y el medio ambiente, las emociones y respuestas del cuerpo a las emociones a través de las relaciones al terapeuta” (Bounes Bergès, s.f.).
Cuando comenzamos a trabajar en la virtualidad con Patricia, me pregunté de qué manera podría realizarse la relajación en dicha modalidad. Contaba con mi escucha y con mi voz para nominar, con la disponibilidad de Patricia para sumergirse en la propuesta, pero ¿cómo adecuarla? ¿Sin el tacto para delimitar las zonas del cuerpo, sería viable? El modo que encontré es ubicarme en la posición en la que ella me dice que se instalará y hacer la relajación mientras la guío.
El cuerpo es principalmente receptáculo, lugar de inscripción, sensible a los discursos sobre él, a lo que viene del exterior. En ese sentido es central que el cuerpo del terapeuta sea receptáculo, competente para recibir lo que sucede en el cuerpo del paciente (Bergès, s. f.). González (2009) propone una posición precisa por parte del psicomotricista, “respecto de lo que escuchar y no, como sobre lo que mirar y dejar de mirar” (120).
Desde el inicio, con Patricia el silencio abrió camino. Para ofrecerle antes que demandarle, intentaba no preguntarle, no pedirle; abrir un espacio en el tiempo para que pueda hacer a partir de su iniciativa. Atender a su demanda, más que a mi propio ideal de tratamiento.
Pareció sentirse autorizada, fue tomando su lugar diciendo acerca de lo propio. Ahora en la relación terapéutica puede presentarse con un ritmo entre decir y callar, hacer y no hacer, proponer y recibir.
Otra cuestión que observé es respecto a la relación de Patricia con sus pares. En un encuentro recreativo en modalidad virtual con otros jóvenes, se mostró desenvuelta y dijo de su alegría por la reunión; el hecho de que tomara la palabra, de que se expresara de ese modo ante los demás, resultó una grata sorpresa.
En las sesiones con Patricia, algunas veces percibo que la relajación toma mayor profundidad. ¿Cómo podría dar cuenta de esto, se trata de una resonancia a través del intercambio en el teléfono? Resonar implica sobrepasar la propia sensibilidad, establecer con el otro una especie de participación afectiva (Wallon, 1964).
Resonar con el otro, pero a la vez diferenciar lo propio y lo del paciente, son cuestiones para las cuales el trabajo personal y corporal del psicomotricista resulta importante, dado que ambos cuerpos están implicados en la relajación (Bergès, 1991).
Hubo una sesión en la cual, al inicio, me sentía muy cansada. Me pareció que esa sesión tuvo especial hondura; asimismo, luego de la relajación se produjeron efectos también en mi cuerpo, me sentí más distendida y menos cansada.
Cuando le menciono a Patricia la profundidad de la relajación ese día, o lo interesante que me resultó su hacer durante la sesión, responde “sí”, admite lo que viene del otro. Pareciera reconocerse en la palabra de su terapeuta, su campo receptivo se presenta disponible, con mayor apertura que antes al intercambio de expresar y recibir.
Es notorio el proceso de despliegue en la actitud de la joven y también particularmente en su vínculo con la relajación, de la cual se apropió: la propone todas las sesiones con un tono de voz decidido y vital, además la hace por sí misma más allá de los encuentros de Psicomotricidad. Si alguna vez no quiere hacerla, lo dice. Resulta nuevo que pueda decir de sí misma, elegir, pedir, proponer. Una vez luego de realizarla dijo, con tinte poético, que estaba “relajada como una pluma”.
Ajuriaguerra (1982) plantea que el lugar a ocupar proviene del otro, pero es al mismo tiempo propio. Refiere al “ir hacia” como “estar en”, a la distensión del amparo, del placer compartido. En relación con ello, me pregunto si una de las finalidades de nuestra labor como psicomotricistas es ayudar a construir ese amparo de la distensión, de la fluctuación del tono, que permite la instalación del “estar en” (en tanto eje del cuerpo) para “ir hacia”.
En las sesiones presenciales, incorporamos trabajo corporal luego de la relajación. Patricia iba ligando el retorno (es decir, la salida de la relajación), con pasajes de posturas y movimientos; encontrándose con su cuerpo.
¿Puede pensarse que el amparo de la distensión, dado por el compromiso de Patricia para “vencer sus monstruos” y el trabajo realizado en psicomotricidad en el marco de la relación terapéutica, le posibilitó desplegarse en la relación al otro y a su iniciativa?
“Con la relajación no apuntamos a eliminar el síntoma, eso sería considerar que no tiene sentido, apuntamos a que el paciente se interese por su cuerpo en su conjunto” (Bounes Bergès, s.f.:3). Que pueda sentir su cuerpo y contar con él, contar con la tensión y la distensión necesarias para hacer, con la posibilidad de fluctuar entre ambas y construir diversos modos de estar con los otros, en el espacio y en el tiempo, con la mayor libertad tónico-postural posible.
En este último tiempo, la joven empezó a presentar gestos espontáneos, como mandarme un mensaje de saludo luego de la sesión o cantar. Cantamos juntas, cantó sola, fue conmovedor escucharla ofrecer su voz en el teléfono. También pudo contar que se sentía con ganas.
Inventó que se había escondido en el techo, empezó a generarse un matiz lúdico en su actitud. Comenzó a jugar con el lenguaje; hicimos juegos con asociaciones de palabras y construcción de frases, la narración parece acercarla al encuentro con lo placentero y lo creativo. Me contó una asombrosa historia que creó y que hizo pasar por verdad, para luego decirme que había sido una broma, también la escuché reír. ¡Qué sorpresa! La risa tiene el valor de permitir la fluctuación del tono y, al decir de Arias (2013), de asentarse en el cuerpo y asentarlo.
Observo en Patricia un hablar y un hacer más livianos, sin el peso que la inmovilizaba. Esta posibilidad de perder lo que sobra, me hace preguntarme ¿qué la habilitó a ceder y a inaugurar otros caminos?
Para concluir, tomo palabras de González (2009) que nos guían para el quehacer terapéutico: esperar, acompañar y ser testigos “para que el funcionamiento del cuerpo del paciente construya en transferencia aquel estatuto psicomotor que le pertenece” (92).
En este tiempo de pandemia, Patricia casi no pudo salir debido a cuestiones de salud que la incluyen en el grupo de riesgo. Ella manifestó su interés por algunos de sus pares, pero no se autoriza todavía a contactarlos, a “ir hacia” ellos. Reflexiono, ahora que se está produciendo cierta apertura en la relación con su cuerpo, dentro del marco segurizante de la sesión, ¿cómo ayudar a Patricia a que su cuerpo tome lugar en relación a sus semejantes, sea una entre otros? Ese momento aún no ha llegado, pero da la impresión de que el hilván de su proceso se irá encaminando hacia ese anhelo.
Romina Rodríguez*
* Romina Rodríguez es Licenciada en Psicomotricidad y ejerce la docencia en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Desarrolla su práctica clínica con niños, adolescentes y jóvenes. Asimismo, realiza talleres de Psicomotricidad para niños pequeños en el ámbito educativo. Se desempeñó, como concurrente, en el Hospital de niños Ricardo Gutiérrez y en el Hospital General de Agudos Juan A. Fernández.
Contacto: rominapsicomotricidad@gmail.com
Referencias bibliográficas:
– Ajuriaguerra, J. de (1982). Ontogénesis de las posturas: yo y el otro. En F. Alonso Fernández (comp.). Cuerpo y comunicación (pp. 17-24). Madrid: Pirámide.
– Arias, M. (2013) Juguete-personaje-relato. Lo cómico y los niños. Manuscrito inédito. Trabajo presentado en la reunión lacanoamericana de psicoanálisis de Buenos Aires.
– Bergès, J. (s. f.) El cuerpo y la mirada del otro. En Crónicas en Relajación Terapéutica y Psicomotricidad (54-69). Buenos Aires.
– La sensación corporal en la relajación. Aspectos psicodinámicos. En Psicomotricidad. Revista de Estudios y Experiencias, 2-3 (38-39), 33-40 (1991).
– Motricidad y Psicomotricidad. Manuscrito inédito. Trabajo presentando en la Asociación Argentina de Psicomotricidad (1998).
– Bounes Bergès, M. (s.f.) La relajación en la infancia. Manuscrito inédito.
– Calvino, I. (1998) Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid: Ediciones Siruela.
– González, L. (2020) La relajación o una experiencia significativa con el silencio del cuerpo. Manuscrito inédito.
– Pensar lo psicomotor. La constructividad corporal y otros textos. Buenos Aires: Eduntref (2009).
– Wallon, H. (1964) Los orígenes del carácter en el niño. Buenos Aires: Editorial Lautaro.