Su ceguera se debe a que fue muy prematura, ya que nació 4 meses antes de término y necesitó ser tratada con oxígeno, lo que le produjo una retinopatía.
Aprendió a jugar a los 7 años, pero comenzó a tomar el ajedrez en serio durante la adolescencia. La mujer de 41 años explica que se abrazó a este deporte como una manera de defenderse del bullying, aunque su capacidad hizo que trascendiera mucho más allá.
Quienes la ven jugar afirman que tiene un juego sumamente agresivo, atacando constantemente, ello quizá debido a que, en tiempos de prepandemia, gustaba de jugar en las plazas de Washington, San Francisco y San José. El ajedrez callejero es corriente en los EE.UU. y las partidas suelen disputarse por dinero.
Jessica se transformó en una campeona notable, ya que ganó las tres últimas ediciones del Campeonato Estadounidense de Ajedrez para ciegos.
También participó en el equipo de su país en la Olimpíada Anual para Personas con Discapacidad durante el pasado octubre, evento que debiera haberse desarrollado presencialmente en Rusia, pero que terminó realizándose en forma virtual. Su escuadra de 5 participantes era la primera vez que competía contra las otras 59. Sabían que poco podrían hacer contra los rusos y los brasileños, más experimentados. Fueron rankeados en el 39º lugar, pero terminaron en el 10º puesto, lo que fue un logro muy importante, sobre todo teniendo en cuenta que uno de los jugadores tuvo convulsiones mientras jugaba.
Sus expectativas más cercanas son competir en el torneo mundial para ciegos del próximo año, nuevamente en Rusia. Pese a que ella estima que no podrá hacerlo por problemas económicos, se cree que las asociaciones del deporte de su país proveerán los fondos.
En una entrevista otorgada a CNN, Lauser dijo: “Cuando juego ajedrez siento que es lo más cercana que puedo estar a un sentido de igualdad. Cuando comenzás el juego, no importa quién sos, ni cuál es tu condición física o de dónde venís, o si tenés dinero. Los dos lados empiezan en igualdad de condiciones”.