El primero, realizado en la Universidad de Columbia, involucró a 6.500 participantes que pasaron el mismo tiempo ante la TV desde mediados de la década de 1980 hasta igual período de la de 1990. Se los dividió en tres grupos: los que no miraron nada o muy poco, los que miraban moderadamente y aquellos con un consumo importante. Estos últimos mostraron un 7% de mayor declinación cognitiva en los tests al llegar a la mayor edad.
El segundo tuvo lugar en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Alabama en Birmingham y reclutó 970 personas. Nuevamente, aquellas que pasaron más tiempo frente al televisor tenían un volumen menor de materia gris que el resto una década después. Se sabe que cuanta más de esa materia se posea, mejores serán las habilidades de memoria y de razonamiento.
El tercer trabajo se realizó con personal de la Universidad Johns Hopkins, en el marco de un estudio mayor denominado Desarrollo de Riesgo Coronario Arterial en Jóvenes Adultos, en el que a cerca de 600 voluntarios se les hizo un seguimiento cada cinco años durante dos décadas. Al igual que en el anterior, se halló que el volumen de materia gris había decrecido a niveles similares a los de un adulto mayor.
Otra mala noticia es que las investigaciones coinciden en que la realización de actividad física habitual no compensa el deterioro que provocan las largas horas de sedentarismo.
Los tres informes fueron presentados en forma virtual en la Conferencia de la American Heart Association Epidemiology, Prevention, Lifestyle and Cardiometabolic Health. La Asociación Estadounidense del Corazón es el máximo referente científico en materia de cardiología en Estados Unidos.