51 equipos de 20 países compitieron en las seis categorías: piernas prostéticas motorizadas, brazos prostéticos motorizados, exoesqueletos motorizados, sillas de ruedas motorizadas, bicicletas para paralizados que utilizan sus propios músculos estimulados eléctricamente y carreras de interfase cerebro-computadora en las cuales los competidores deben controlar sus avatares en un juego de software por medio del poder de su mente.
El evento reunió representantes pertenecientes a laboratorios universitarios, grandes empresas del sector y hasta individuos que trabajan en soledad.
El capitán del equipo del Colegio Imperial británico, el profesor Aldo Faisal, catedrático de inteligencia artificial y neurociencia, destacó que al trabajar con tecnologías asistivas, los estudiantes deben enfocarse en las necesidades de los usuarios. “Este año nuestros equipos están dedicados a abrazar la inteligencia artificial para habilitar o restaurar la capacidad de las personas para interactuar con su ambiente y cambiar esas vidas para mejor”, agregó, y también señaló que trabajar en dicha área es mucho más que analizar y procesar grandes montos de datos para beneficiar a las grandes empresas.
La competencia incluyó a atletas con amputaciones y con distintos grados de dificultades de movimiento, quienes se entrenaron durante meses para lograr el completo control de sus aparatos.
La importancia del Cibatlón no reside tanto en quién gana las categorías, sino en que en él se presentan innovaciones en prototipos, muchas de las cuales luego se trasladarán a los equipos estándar de uso diario, haciéndolos más precisos y adecuados para sus usuarios, además de estimular a estos para que continúen sus entrenamientos, ya que aproximadamente el 40% de los mismos abandona dentro de los primeros seis meses.
El próximo encuentro se desarrollará en 2024 en la misma ciudad. Se espera que los nuevos desarrollos que se presentarán entonces lleven a estas tecnologías a un nuevo nivel de excelencia.