Teniendo en cuenta que hay más de 291 millones de niños con distintas condiciones en el mundo (el 11% de dicho sector de la población), ello habla de las dimensiones del problema.
La violencia física y mental se da, principalmente, entre aquellos con problemas mentales (34% de ellos), con discapacidades cognitivas o de aprendizaje (33%), con discapacidad sensorial (27%), con limitaciones físicas o de movimiento (26%) y portadores de enfermedades crónicas (21%). A su vez, el reporte consigna que uno de cada cinco es víctima de descuido o abandono y el 10% ha padecido violencia sexual.
Como si eso fuera poco, también el bullying es otro padecimiento habitual, ya que el 40% de los mismos lo la sufrido, muchos de ellos cara a cara (37%) y otros a través de redes sociales (23%), entre otras formas.
La investigación destaca que la violencia es más común en ámbitos de menores ingresos, por falta de sistemas sociales de apoyo, estigmatizaciones, discriminación y carencia de información, aunque ello no parece tan determinante, ya que un trabajo de 2012 aparecido en The Lancet dio cuenta de que más de 1 de cada 4 niños y adolescentes de países desarrollados pasaba por situaciones similares.
No importa la condición social, la edad, ni el estado físico, mental o de otro tipo: todos tenemos derecho a vivir en un mundo alejado de la violencia y dentro de ello, los niños y adolescentes son una prioridad que requiere ayuda especial del Estado y de la sociedad toda. Utópico, pero necesario.