Para retornar a la atención presencial hay dos instancias: hacer una solicitud para que la apruebe el gobierno como excepción o que cumplan protocolos acordes a las normativas. Y muchos Centros ya han hecho ambas, en algunos casos, hace meses.
Los tratamientos que prestan estas instituciones son de vital importancia para los niños, niñas, y adolescentes que concurren a ellas, tanto que es un sólido argumento para pensarlos como esenciales. Saliendo de ese debate, lo cierto es que se están reportando casos graves de retrocesos en la salud psicofísica de pacientes con discapacidad no tratados en forma presencial, incluso algunos han derivado en internaciones.
Es más difícil de comprender esta situación si se tiene en cuenta que muchos profesionales de la salud atienden de manera presencial en forma particular. Y los Centros no ven cuál es la diferencia, si ambos espacios tienen protocolos adecuados. “Seguir marcando una disparidad vulneraría el derecho a la igualdad previsto en el artículo 16 de la CN, además del derecho a trabajar”, aducen en una carta enviada a la ANDIS, Agencia Nacional de Discapacidad.
Ahora, ¿qué valor agregado ofrecen los Centros Categorizados? En estas instituciones el tratamiento integral de alto requerimiento incluye una planificación de distintas disciplinas centrada en la persona. Son coordinadas, con ateneos entre los profesionales para cada caso. De ahí surgen las acciones y terapias a llevar adelante, cada cual en su especialidad, pero mancomunadas. Se busca la concurrencia más apropiada para la adquisición y/o restauración de aptitudes e intereses. Y que de esa forma, una persona con discapacidad alcance el nivel psicofísico y social más adecuado para lograr su integración social desde un abordaje interdisciplinario.
Lo concreto es que mientras se van flexibilizando casi todas las actividades, hasta incluso las de puro esparcimiento; casi no se han habilitado alternativas para que las personas con discapacidad puedan reanudar sus tratamientos de forma presencial. Y su futuro va en ello. Se trata de cuidar el derecho de los niños/as y adolescentes con discapacidad que requieren de asistencia y atención continua.
Y ya no es un pedido solo de los Centros Categorizados de Rehabilitación, también de las familias, que se muestran preocupadas. De todas formas, lo central es la necesidad real que tienen estos niños/as y adolescentes de mejorar su calidad de vida. Es que, en ciertos casos, la atención presencial se convierte en una necesidad tangible, imposible de seguir postergando.
Miembros de C.E.M.A.R.I.D.