En el mundo hay unos 150 millones de niños y niñas con algún tipo de discapacidad. De estos 150, el 80% viven en países en vía de desarrollo. Que todos los pequeños y pequeñas dispongan de las mismas oportunidades ya no solo forma parte de sus derechos como niños y niñas, sino que forma parte de nuestros deberes como sociedad.
Es decir: parece mentira, pero hay que reiterar que estas personas tienen derecho a no ser discriminadas y tienen derecho también a disfrutar de una escolarización como el resto de menores.
Y, para ello, uno de los términos que deben dejar poso y calar en la sociedad es el de “inclusión”.
A la pregunta de qué es la inclusión, podemos responder que se trata de buscar la integración en la sociedad de todo tipo de personas, con el objeto de que todos unidos podamos contribuir y participar en la vida social y beneficiarnos también de la misma.
En otras palabras: que da igual el sexo, la raza, el país o la condición que presente el niño o niña. Que todos son iguales y que ninguno tiene derecho a sentirse diferente o discriminado. Pero, antes, deberemos conocer en profundidad qué es la discapacidad.
¿Qué entendemos por discapacidad?
En primer lugar, hablar de discapacidad es hablar de un mundo muy complejo y extenso. Además de diferentes tipos y grados de discapacidad, hay que tener claro que cada persona es distinta a otra.
Pero, ¿cómo definir el término de “discapacidad”?
La discapacidad es la condición que presentan algunas personas, las cuales disponen de deficiencias (o falta de capacidad) en el terreno físico, intelectual o sensorial.
Es decir, que esta discapacidad está presente en sus vidas tanto a corto como a largo plazo y les afecta a la hora de interactuar con el resto de personas y participar así en la sociedad.
A continuación, vamos a ver qué tipos de discapacidad existen:
Tipos de discapacidad
Estos son los diversos tipos de discapacidad en los más pequeños:
Discapacidad física: la discapacidad física o motora es aquella dada por un problema vinculado a las capacidades motoras o físicas, tanto su disminución como su eliminación. Por poner ejemplos con los peques: a un niño le otorgan la discapacidad física, en el momento que presenta una hemiplejia, tras un sufrimiento fetal; o también a aquel niño que debido a un accidente ha sufrido una lesión medular y ya no puede caminar.
Discapacidad psíquica: esta hace referencia a las alteraciones de tipo conductual y del comportamiento adaptativo, que dan por algún tipo de trastorno mental.
Discapacidad intelectual: la discapacidad intelectual hace referencia a esos niños y niñas con un funcionamiento intelectual, que se halla por debajo de la media (menos de 70 en el coeficiente intelectual). Esta falta de capacidad intelectual provoca que estos pequeños presenten dificultades en su vida diaria. Por ejemplo, un niño con autismo puede llegar a tener una discapacidad intelectual.
Discapacidad sensorial: este tipo de discapacidad hace referencia a aquellas limitaciones en algunos de los sentidos, los cuales nos permiten percibir tanto el medio externo como el interno. En este tipo de discapacidad las más comunes son la discapacidad auditiva y la discapacidad visual. Es decir, niños son problemas de sordera o con problemas que les afectan a la visión.
Discapacidad visceral: este tipo es menos conocido y da nombre a la condición de distintas personas que tienen patologías en alguno de sus órganos, los cuales les genera limitaciones en su día a día y la participación en comunidad. Por ejemplo, niños con problemas en el corazón o diabéticos severos.
Discapacidad múltiple: finalmente, este tipo de discapacidad es una combinación de diferentes tipos de discapacidad. Por ejemplo: una niña puede ser sorda y también tener una discapacidad intelectual o un niño ser parapléjico e invidente.
Atención Temprana: definición
Por otro lado, cabe destacar que la atención temprana esa estimulación precoz o estimulación temprana (valga la redundancia), que sirve para detectar e intervenir de forma precoz cualquier patología y/o alteración en el desarrollo infantil.
De hecho, de acuerdo con el Libro Blanco de la Atención Temprana (2.000), esta se puede definir como “el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen como objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen riesgo de padecerlos”.
Asimismo, esta definición concluye que “estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”. En otras palabras: un equipo de profesionales de diferentes ámbitos laborales, que buscan el bienestar del pequeño y fomentar su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social.
Y tú, ¿tienes claro quiénes son estos expertos en atención temprana? ¿Te gustaría ejercer en uno de estos equipos de trabajo y no sabes cómo hacerlo?
Los profesionales de la atención temprana
Antes que nada, hay que saber que todos los profesionales de la atención temprana disponen de una formación de postgrado en desarrollo infantil y atención temprana. Es decir, se tratan de profesionales especializados en este tipo de terapias de intervención.
Un equipo multidisciplinar formado por profesionales sanitarios, educadores y demás expertos en desarrollo infantil. De esta forma, estos serían algunos de los profesionales que trabajan en atención temprana:
- Psicólogos
- Logopedas
- Fisioterapeutas
- Maestros
- Pediatras
- Trabajadores sociales
- Terapeutas ocupacionales
- Psicopedagogos
- Médicos rehabilitadores
- Técnicos en integración social
- Técnicos en atención temprana
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Beneficios de la atención temprana
La atención temprana solo trae beneficios para cualquier niño o niña, que la necesite. En efecto, es muy importante. Habilidades cognitivas, físicas, emocionales o sociales son trabajadas, de la mano de los anteriores profesionales (ya mencionados).
Estos son algunos de los beneficios de la atención temprana para los niños y niñas con discapacidad u otros trastornos del desarrollo:
- Favorecer la autonomía personal y, por ende, la autoestima del niño o niña.
- Fomentar el desarrollo psicomotor, mediante actividades de psicomotricidad (se trabaja tanto la motricidad fina como la motricidad gruesa).
- Propiciar el uso del lenguaje (la articulación del habla, adquisición de nuevo vocabulario, construcción de frases…), así como la comunicación.
- Impulsar y estimular las funciones del cerebro.
- Incentivar las relaciones sociales, así como las emociones.
- Desarrollar habilidades como la creatividad, la imaginación, la memoria y también la concentración.
Como se puede apreciar, acudir a atención temprana es una gran forma para incentivar el aprendizaje de los más pequeños en diferentes aspectos: desde las habilidades sociales, hasta la actividad física; pasando por la independencia y el desarrollo personal.
Pero, ¿cómo lo llevan a cabo estos profesionales? ¿Qué actividades suelen presentar ante los peques para que estos estén estimulados? Pues, siendo que son niños de 0 a 6 años, el juego suele ser la manera óptima de trabajar en los diferentes ámbitos ya mencionados.
Y tú, ¿sabes qué juegos se utilizan en atención temprana?
Ejemplos de juegos en atención temprana
Como explicábamos, el juego ya no es solo es el método por antonomasia para niños y niñas, con el que divertirse. El juego es también un recurso didáctico, con el que trabajar diferentes cosas: interacción, educación emocional, psicomotricidad… y un largo etcétera.
Y por supuesto que con niños con discapacidad también es la forma inmejorable para trabajar aquellos aspectos, donde presentan algún tipo de dificultad.
De este modo, en atención temprana podemos visualizar diferentes tipos de juegos:
En primer lugar, el juego simbólico. Como su propio nombre indica, este tipo de juego es aquel, en el que los peques recrean un escenario (ya sea conocido o ficticio), donde la imaginación y la creatividad se desarrollan considerablemente.
El juego simbólico suele comenzar a los 2 años de edad y es un modo ideal para trabajar la curiosidad, las relaciones sociales, las emociones o el trabajo en equipo. ¿Y ejemplos de juegos simbólicos? Pues el típico “papás y mamás”, donde los peques emulan a sus familias; llegando a cabo roles conocidos. O también las cocinitas, jugar con coches de juguete o aquellos que son capaces de recrear de un trozo de cartón una nave espacial.
Por otro lado, los juegos de construcciones y/o de encajar piezas son perfectos para aquellos niños con problemas de movilidad en las manos. ¿Por qué? Muy sencillo: porque se trabaja la motricidad fina.
La motricidad fina responde a todas esas actividades, que se llevan a cabo en la coordinación ojo-mano; así como otros músculos. La famosa “pinza” de los dedos pertenecería a la motricidad fina. Actividades como dibujar, recortar o amasar plastilina son ideales para trabajarla.
Asimismo, la motricidad también puede ser gruesa. La motricidad gruesa es aquella en la que se desarrollan movimientos complejos del cuerpo como son saltar, bailar, correr… Este tipo de motricidad suele ir muy de la mano con el siguiente juego en atención temprana: las llamadas dinámicas grupales.
¿En qué consisten las dinámicas grupales? Se trata de un tipo de juego, en el que se estimula la atención temprana y donde, además de la motricidad gruesa, se trabajan aspectos tan fundamentales como es la sociabilidad o la educación emocional.
Saltar en colchonetas, bailar, juegos de esquivar, trepar, juegos de pelota… son muy importantes para trabajar -en la medida de lo posible- estos diferentes aspectos fundamentales para su correcto desarrollo.
Salidas profesionales en atención temprana
Finalmente, explicar que los expertos en atención temprana disponen de un amplio abanico de salidas laborales.
Para empezar, en organizaciones y asociaciones, especializadas en discapacidades y/o diferentes patologías. Una oportunidad única para ahondar todavía más en aspectos muy concretos y poder desarrollar así, diferentes actividades.
Seguidamente, los centros de atención temprana son lugares específicos, compuestos por estos equipos profesionales multidisciplinares. Lugares que se encuentran en pleno auge, dada la importancia de la atención temprana.
En estos centros se busca la ya conocida inclusión de los más pequeños, así como la participación activa de sus familias; con el objeto de promover su desarrollo y bienestar. Porque recordemos que la atención temprana busca ayudar tanto a los pequeños, como a las familias como al entorno de los mismos (como es el caso de la escuela). Un trabajo en equipo fundamental.
Por otro lado, podemos encontrar diferentes expertos en atención temprana que llevan adelante servicios de asesoramiento tanto en el terreno privado (gabinetes psicopedagógicos), así como en el terreno público en los servicios sociales o en centros de educación especial.
Asimismo, cabe destacar que, cada vez más, en algunos hospitales de grandes ciudades (es decir, en aquellos centros sanitarios más importantes del país) se están instaurando equipos de atención temprana en las unidades de neonatos. En concreto, para los grandes prematuros que muchos de ellos, debido a su inmadurez en el crecimiento, presentan múltiples patologías y también un alto riesgo de secuelas como son ceguera, problemas digestivos, trastornos cardiovasculares, parálisis cerebral, alteraciones auditivas y visuales y también la posibilidad de una discapacidad intelectual.
Por eso, la atención temprana es tan importante. Porque se pueden abordar estos problemas de una forma precoz, mejorando ostensiblemente la calidad de vida de los más pequeños y pudiéndolos ayudar desde el principio.
Y es que la atención temprana tiene ese objetivo: favorecer el desarrollo y el bienestar de los niños y las niñas; haciéndoles más fácil su integración en la familia, la escuela o la sociedad.