Plomo, arsénico, mercurio, cadmio, manganeso y otros metales están, desde hace tiempo, en sospecha bastante documentada de tener incidencia respecto de la producción de Trastornos del Espectro Autista. Un artículo aparecido en la revista JAMA Pediatrics el pasado 3 de abril (jamanetwork.com) incluye al litio en la lista.
El trabajo realizado en Dinamarca por científicos de ese país y otros estadounidenses incluyó datos de 8.842 personas nacidas entre 2000 y 2013 diagnosticadas con Autismo utilizando la Clasificación Internacional de Enfermedades y Estadística de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud en su versión número 10 (CIE 10) de autoría de la Organización Mundial de la Salud, y un numeroso grupo de control compuesto por 43.846 participantes, ambas cohortes con composición de edad y sexo similares, los que se analizaron desde marzo de 2021 hasta noviembre de 2022.
Al mismo tiempo, se relevaron fuentes de agua potable en 151 lugares diferentes del territorio danés para estudiar su composición, sobre todo en lo que respecta a este metal, lo que implica una cobertura territorial del 50%.
Los resultados de la investigación demostraron que la ingesta por parte de las gestantes de pequeñas cantidades de litio contenido en el agua durante períodos de tiempo prolongados podrían ser una de las causas de que los hijos de las mismas portaran alguno de los TEA, ya que se halló una relación entre el mayor consumo involuntario del metal y una elevada probabilidad de contraer la condición.
Ello no sorprendió a los científicos, ya hace décadas que el litio se utiliza en ciertos medicamentos como regulador de los estados de ánimo en personas con tendencia a la depresión y en pacientes con trastorno bipolar, dado que influye positivamente en la neuroquímica del cerebro, aunque cantidades mayores y/o por tiempo prolongado pueden resultar perjudiciales. De hecho, se sabe que puede ser nocivo para el desarrollo del feto, entre otras contraindicaciones.
Sí despertó preocupaciones el hecho de que este metal cada vez se utilice más en la vida cotidiana, sobre todo en baterías para aparatos portátiles y que la disposición incorrecta de las que se desechen pueda implicar que se contaminen los acuíferos y que en un futuro no muy lejano ello incida en el número ya extraordinariamente alto de diagnósticos.