Desde 2020, cuando la CND (Commision of Narcotic Drugs) de la Organización Mundial de la Salud habilitó por ajustado margen el uso médico en su 63a sesión, se ha aprobado su utilización para el tratamiento de la epilepsia refractaria, la reducción de los efectos de estados terminales de HIV y cáncer (en este último, también de las consecuencias de la quimioterapia), sus beneficios respecto del asma, el glaucoma, como antidepresivo y estimulador del apetito, mientras se hallan en curso otras investigaciones que podrían certificar muchas más aplicaciones.
En fecha reciente, un equipo de científicas de la Universidad Nacional de La Plata ha revelado que sería altamente eficaz para el tratamiento de la hipertensión, una patología en la que, si bien existen numerosos fármacos para regularla, no siempre cumplen con su cometido, además de que suelen tener efectos secundarios de distinta entidad.
La idea partió de la Dra. Érica Vanesa Pereyra, docente de la Facultad de Ciencias Médicas de esa Universidad e integrante del equipo de investigación liderado por Irene L. Ennis, titular de Fisiología y Física Biológica y del Departamento de Ciencias Fisiológicas de esa Facultad, además de investigadora del CONICET. La madre de Pereyra es hipertensa, con hipertrofia cardiaca y dolores musculares de consideración y los medicamentos habituales no siempre dan los resultados prometidos, por lo que pensó si el suministro de aceite de cannabis por vía oral podría resultar más efectivo.
Tomaron un grupo de ratones de laboratorio con signos de hipertensión (los síntomas son similares a los de los humanos) y les suministraron dicha sustancia en la misma dosis que se receta para la epilepsia. Poco menos de un mes después, la tensión arterial bajó considerablemente y, además, redujo el tamaño exagerado del corazón, mejoró su funcionamiento, incrementó la capacidad antioxidante de dicho órgano y aumentó la población mitocondrial (las mitocondrias proveen la mayor parte de la energía celular).
Este notable trabajo, que requiere más investigación que confirme sus efectos en humanos, abre un nuevo horizonte en el tratamiento de la hipertensión arterial. Fue publicado en Cannabis and Cannabinoid Research (https://www.liebertpub.com/doi/10.1089/can.2024.0066).