Su primer paso definió su concepción de cómo encararían no solamente el proyecto sino lo que después constituyó su proyección: entrevistaron al sujeto para conocer qué era lo que necesitaba y cuál era su deseo. Luego investigaron aquellos aparatos disponibles y hallaron las sillas bipedestadoras, las que ayudan a mantenerse erguidas a las personas sobre sus piernas, aunque estas no respondan. Todas ellas eran importadas, con costos prohibitivos (6.000 dólares las más baratas). Decidieron hacer una ellos mismos, para lo cual tuvieron que poner dinero de sus bolsillos y hasta pedir prestado, ya que la institución académica no aportó financiación.
El producto fue tan bueno que trascendió a los medios y comenzaron a tener pedidos, sobre todo después de que obtuvieran tres distinciones en el Premio Nacional de Diseño de 2016 en las categorías Mejor Diseño de Equipo Médico, Diseño Conceptual y Diseño de Producto, lo que les valió una magra recompensa que les permitió empezar su empresa: Puro Diseño Mexicano (https://pdmmobilitystore.com/), la cual tiene un personal acotado, pero contrata talleres para realizar la parte gruesa del trabajo que luego se pule y se adapta en las instalaciones propias.
Desde entonces han ampliado su producción a otros productos asistivos para personas con dificultades motrices, con el objetivo de poner estas ayudas en disponibilidad para más gente, sobre todo con el precio, pero sin perder calidad. Otro dato importante: no se producen en serie, sino que se ajustan a los requerimientos y a las características de cada cliente. “La discapacidad no es una limitante física, es un hecho social y, al generar estas herramientas para ponerlas al alcance de las personas, ayudamos a reducir la segregación y fomentar la construcción de comunidades más plurales e incluyentes”, explica Alejandra.
Hasta el momento hacen envíos a toda la geografía de México, pero está en sus planes extender su alcance a los países de Latinoamérica. Los precios en las imágenes están en moneda mexicana.