Datos sobre la dislexia
Se la define como el trastorno del aprendizaje de la lectoescritura persistente (las pequeñas demoras no cuentan) y específico, el cual se encuentra en niños que no tienen una comorbilidad a la cual puedan atribuirse las dificultades.
Uno de los mayores inconvenientes que se les presenta a estos niños es que el sistema educativo está primordialmente basado en la palabra escrita, lo cual hace que las posibilidades de aprendizaje se reduzcan notablemente. Se le atribuye hasta el 40% de los casos de fracaso escolar.
El otro es que en muchas oportunidades no se reconoce la problemática, sino que se cree que se trata de falta de interés o de aplicación, desidia y hasta se puede llegar a sospechar algún defecto cognitivo que dificulta el aprendizaje.
Se desconocen sus causas. Algunos trabajos sugieren que una parte podría deberse a factores hereditarios, pero no existe acuerdo al respecto.
Hay una cierta disputa sobre si Dislexia hace referencia solamente a la lectura o también incluye a la escritura (algunos expertos aducen que se trata de otro trastorno denominado Disortografía), aceptándose en general la inclusión de ambos aspectos, por hallarse íntimamente relacionados.
Quien la padece tiene dificultades en reconocer el alfabeto, denominar las letras, en analizar los sonidos y relacionarlos, en clasificarlos, realizar rimas simples, asociar las letras con su pronunciación, etc. Su lectura se caracteriza por la realización de omisiones, inversiones, adiciones, haciéndolo con lentitud, con vacilaciones, sumando a ello, entre otras cuestiones, los problemas de seguimiento visual y el déficit en la comprensión.
Es una condición que persiste durante toda la vida y que con mayor frecuencia se diagnostica después del ingreso a la escuela primaria, porque es allí donde se comienzan a ver las dificultades, por más que suelen aparecer signos más tempranos, aunque muy sutiles. Con la mayor edad, la situación tiende a mejorar, más por la realización de estrategias adaptativas por parte de los individuos que por una mejora real.
Se trata de un fenómeno ampliamente extendido. Por ejemplo, en México se asegura que entre el 8 y el 10% de la población escolar la porta; entre el 6 y el 10% en Gran Bretaña; el 15% en los EE.UU.; el 16% en Colombia; el 20% en España, mientras que las estimaciones más confiables explican que, aunque no todos los casos de hallan contabilizados, alrededor del 10% de los niños en edad escolar la portarían en todo el mundo, en promedio.
Investigaciones, ayudas e inventos más recientes
Al tratarse de un fenómeno tan extendido, es un tema que preocupa a investigadores del globo entero, quienes buscan descubrir sus causas, hallar formas de diagnóstico más certeras, tratamientos que logren paliar o hacer remitir sus consecuencias o ayudas que permitan a los disléxicos tener mejores oportunidades educativas y una vida mejor.
En un estudio combinado entre profesionales de la Universidad británica de Newcastle y la norteamericana de Iowa, publicado en el portal Plos Biology, se afirma haber descubierto los mecanismos del córtex auditivo involucrados en el procesamiento de las palabras y en la predicción de las mismas. Según ellos, se trata de procedimientos que no han evolucionado con el desarrollo de la humanidad sino que permanecen prácticamente iguales en toda la evolución. Según los Dres. Kikuchi y Petkov de la casa de estudios británica, ello pudo comprobarse midiendo las respuestas en humanos y en simios, hallando que los mecanismos son similares.
Esa capacidad estudiada para anticipar eventos, dice, se halla muy disminuida en muchos sujetos, entre los cuales se encuentran aquellos que portan Dislexia.
Es por ello que, tras el descubrimiento primario, se encuentra en desarrollo otra investigación para determinar por qué esas señales que permiten la anticipación no funcionan o lo hacen muy defectuosamente en los disléxicos y así lograr cursos de intervención que permitan normalizar esa capacidad que posee la mayoría de los seres humanos.
Otra investigación que posee algunos puntos evidentes de contacto con la anterior, llevada a cabo en el afamado Massachusetts Institute of Technology, halló que las respuestas a estímulos visuales y sonoros, medidas a través de resonancia magnética, entre personas disléxicas y aquellas que no son portadoras resultan muy diferentes.
En estas últimas, la adaptación neural, esto es, la capacidad de reconocer imágenes y sonidos es mucho mayor que la de quienes tienen Dislexia.
John Gabrieli, uno de los investigadores, explica que reconocer o hacer algo que ha se ha hecho implica una necesidad de menor actividad en el cerebro, dado el conocimiento previo. Por el contrario, la capacidad de evocar lo sabido en las personas con Dislexia resulta mucho menor y, en consecuencia, mayor la actividad del cerebro.
El trabajo, denominado “Disfunción de la rápida adaptación neural en Dislexia” (http://www.cell.com/neuron/fulltext/S0896-6273 (16)30858-3), asegura que tanto niños como adultos investigados mejoraron su perfomance cuando se hizo una gran repetición de los estímulos, lo que abre una vía de investigación para lograr una cura o una mejora en la condición de dichos individuos actuando sobre su plasticidad neuronal.
Una forma para ello (al menos así lo reportan sus participantes) proviene de Roma, más precisamente de un grupo de investigadores pertenecientes al Hospital de Niños del Niño Jesús, quienes, firman un artículo aparecido en el periódico científico Neurology and Neuroscience. Allí la Dra. Deny Menghini, líder del equipo, reportó que el tratamiento con electroshock en pacientes disléxicos aumentó un 60% la capacidad y la velocidad de lectura.
La investigadora se apresuró a destacar que se trata un suministro muy pequeño, de apenas un miliampere (los cruentos tratamientos del pasado utilizaban alrededor de 600), que se les brindó a los reclutados en sesiones de 20 minutos tres veces por semana durante seis semanas, lo que no les produjo ni dolor ni consecuencias indeseadas. Seis meses después del tratamiento, los logros se mantenían.
Tampoco podían estar ausentes los medicamentos. En este caso, un estudio aparecido en el Journal of Child and Adolescent Psychopharmacology (http://online.lie bertpub.com/doi/10.1089/cap.2015.0189), elaborado por un grupo de investigadores norteamericanos pertenecientes a diversas instituciones, realizó una prueba con niños con edades comprendidas entre los 10 y 16 años, a la mitad de los cuales se los sometió a un tratamiento con Amoxetina, un medicamento que suele prescribirse para el tratamiento del TDAH, mientras que a los restantes se les suministró un placebo.
Tras un período de 16 semanas, los resultados obtenidos mostraron que aquellos medicados con la droga mejoraron significativamente sus habilidades lectoras.
La investigación incluyó sujetos que solamente portaban Dislexia y a otros en la cual esta era una comorbilidad del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Aclaran los científicos que, aunque los resultados fueron diferentes en ambos grupos, los dos, de todas maneras, resultaron beneficiados en su capacidad lectora general.
Judith Rumsey y Barry Horwitz, patrocinados por el Instituto Nacional de Salud Mental norteamericano, utilizaron tomografías por emisión de positrones para descubrir que, mientras que los lectores comunes utilizan prioritariamente los sistemas del hemisferio izquierdo del cerebro, los lectores con Dislexia usan los del lado derecho. En ese sentido, hallaron que las mejores habilidades de cada grupo se correspondían con la mayor actividad de cada uno de los hemisferios y que su opuesto también era cierto. De hecho, hallaron que la diferencia principal se encontraba en la zona del cerebro denominada giro angular izquierdo, dado que mientras que en los lectores comunes la actividad durante la lectura era intensa, cuando sucedía lo mismo entre disléxicos, mayores eran sus síntomas. Estos últimos resultan con mayores habilidades cuando la misma zona se encuentra activa, pero en el sector derecho.
A su vez, la prestigiosa Universidad de Yale, en los EE.UU., dio a luz una investigación en la que se pone de resalto que aquellos disléxicos que, con el correr del tiempo, fueron capaces de mejorar sus habilidades como lectores utilizan vías neurales distintas de las que usan los no disléxicos.
Escaneando a los estudiados (un grupo de varones y mujeres disléxicos de 20 años, a los que se venía siguiendo desde el jardín de infantes y otro de control), todos ellos con antecedentes de serias dificultades en el campo de la lectura, algunos de los cuales continuaban mostrando limitaciones severas, mientras que otros habían mejorado notablemente en este aspecto a través de los años que llevaban de escolarización, se les realizaron pruebas al mismo tiempo de dos tipos.
Por un lado, se les realizó una de procesamiento fonológico, que comprendía una prueba acerca de si dos palabras consecutivas rimaban o no. Por el otro, una categorización semántica de las palabras, esto es si, de acuerdo a su significado, otro par de palabras eran susceptibles de ser categorizadas de la misma manera, como, por ejemplo, “grano” (referido al cultivo) y “arroz”.
En la primera de ellas los dos subgrupos disléxicos mostraron escasa actividad en los sectores izquierdos posterior y temporal en comparación con los que no cursan Dislexia, pero en aquellos que habían mejorado su perfomance se observó actividad en la parte izquierda, lo que no ocurrió con lectores normales o aquellos otros con problemas persistentes.
Respecto de la segunda, los que continuaban con las dificultades y los lectores no disléxicos mostraron actividad cerebral izquierda similar al grupo de control, mientras que en quienes habían mejorado no se registró actividad alguna, lo que sorprendió a los investigadores.
La conclusión a la que llegó este trabajo es que las estrategias actuales educativas basadas en el lenguaje escrito no solamente no resultan de utilidad para los estudiantes con Dislexia sino que eso abiertamente los perjudica, al poner el acento en áreas problemáticas para este colectivo. Por el contrario, abogan para que se utilicen metodologías que habiliten a sus portadores a beneficiarse de la educación, ya que la gran mayoría de ellos puede hacerlo con solamente cambiar las formas y personalizarlas un poco.
Por otro lado, investigadores de la Universidad francesa de Rennes afirman haber descubierto una causa física para la Dislexia, según lo aparecido en la revista Proceedings of the Royal Society B.
En efecto, en declaraciones a la agencia noticiosa France Press, el director del estudio, profesor Guy Ropars, explicó que han hallado que minúsculas células receptoras de la luz en el centro de los ojos de muchas de las personas disléxicas se encuentran alineadas en una forma simétrica, mientras que las mismas observadas en los no disléxicos no siguen esos patrones, sino que se encuentran desalineadas.
Aseguran que ese defecto hace que se creen imágenes simétricas en el cerebro que confunden la interpretación de este último sobre lo que percibe, impidiendo la correcta identificación del lenguaje escrito. Por ello resultaría simple detectar la Dislexia con simplemente buscar esa característica en los ojos de los sospechados.
Pero no se conformaron con el hallazgo, sino que trabajaron en una forma de paliar el mencionado defecto, lo que se logra, dicen, haciendo destellar una lámpara de led a una velocidad imperceptible para los humanos, lo que, siempre según sus dichos, hace que el cerebro cancele una de las imágenes y habilite al reconocimiento pleno.
Quizás más modestas aunque más prácticas, otras personas se han ocupado de desarrollar ayudas para que quienes portan Dislexia puedan paliar o superar en lo cotidiano las dificultades que les platea su condición.
Tal es el caso del diseñador gráfico disléxico Christian Boer, quien ha presentado una tipografía que es de suma utilidad para facilitarle la lectura a aquellas personas que tienen problemas con las letras.
El holandés, a quien le diagnosticaron dislexia a los 6 años, debió esforzarse y vencer infinidad de obstáculos para realizar todo el camino de la escolaridad, para finalmente graduarse en 2008 en el oficio en el que se desempeña con éxito actualmente.
Al realizar Dyslexie, su fuente, tuvo en cuenta cuáles eran las principales dificultades que se le presentan a una persona disléxica al acometer la lectura de un texto: evitar la duplicación, la similaridad, el intercambio y el apiñamiento.
Es por ello que, sobre todo en aquellos caracteres que pueden parecer similares a los disléxicos, se han deformado leve pero evidentemente las formas, para que no puedan confundirse, lo que facilita la lectura.
La tipografía puede adquirirse en https://www.dyslexie font.com/, donde existen distintas opciones (hay desde la más básica hasta otras que permiten incluso su utilización en internet).
Pero también existe otra tipografía, la denominada OpenDyslexic, con diferentes prestaciones que puede obtenerse gratuitamente en https://opendyslexic.org/.
A su vez, dos egresados de la Universidad Autónoma de México han desarrollado una aplicación que, según sus autores, permite detectar la Dislexia en niños entre 7 y 12 años.
Deslixate es su nombre y fue creada por una Licenciada en Pedagogía (Sandra Karen Cadena) y un Ingeniero en Computación (César López Martínez). Consiste en una serie de 10 ejercicios en forma de juego, lo que evita el estrés en la toma y la posibilidad de que ello altere la precisión de los resultados, que lleva 25 minutos en completarse.
Los resultados se despliegan al finalizar, realizando un prediagnóstico y recomendando la concurrencia a un profesional, de ser ello necesario.
Solamente se halla disponible para Android (versión 4.1 o superior) y puede descargarse de https://play.goo gle.com/store/apps/details ?id=com.baumtechnologie. dislexia&hl=es.
Conclusiones
El de la dislexia es un problema muy extendido al cual cada vez se le presta más atención, dadas las consecuencias que conlleva.
Los estudios, ayudas e inventos reseñados son solamente una parte de los muchos que se han desarrollado solamente en los últimos dos años.
No hay una cura para la dislexia y por más que muchos portadores son capaces de mejorar, de todas maneras padecerán las consecuencias durante un tiempo, cuestión evitable, aunque más no sea parcialmente, simplemente con el desarrollo de políticas inclusivas que no discriminen a los disléxicos.
Algunas fuentes:
– http://www.elcisne.org/ante rior/noticia/dislexia-primeros-signos/3619.html
– https://www.dyslexic.org.uk/
– https://www.medicalnewsto day.com/releases/312806.php
– https://www.medicalnewsto day.com/releases/317148.php
– https://www.theguardian.com/society/2017/oct/18/dyslexia-scientists-claim-cause-of-condition-may-lie-in-the-eyes
– https://www.sciencedaily.com/releases/2016/12/1612211255 17.htm
– http://www.independent.co.uk/life-style/health-and-families/health-news/electric-shock-treatment-helps-dyslexic-children-read-faster-doctors-say-a6961116.html
– https://www.vanidades.com/es tilo-de-vida/18/02/12/como-de tectar-el-riesgo-de-dislexia-ninos/
– http://www.lavanguardia.com/vida/20180127/44277097898/dislexia-tipografia-facilitar-lectura-dyslexie.html
– http://tecreview.itesm.mx/mexi canos-desarrollaron-app-detectar-la-dislexia/