La sexualidad está presente desde el nacimiento y acompaña todo nuestro desarrollo como seres humanos, entonces, es parte de la vida de todas las personas, y por supuesto también de la vida de las personas que poseen una discapacidad, pero esta idea tan evidente parece enfrentarse a múltiples prejuicios que la desandan e invisibilizan.
Tal vez se trate primero de preguntarnos ¿Qué es la sexualidad?
La sexualidad es parte de nuestra existencia humana y responde a costumbres y representaciones de una sociedad y una época, por eso más allá de tener aspectos biológicos, posee aspectos sociales, psicológicos, culturales, éticos y legales, esta multiplicidad de elementos hace que veamos a la sexualidad como un concepto integral. Y en este sentido, más allá de la existencia de la ley de Educación Sexual Integral (26.150) entendemos que la sexualidad puede y debe educarse, porque no es lo mismo si se habla de ella o se calla. No es igual si algunos temas no se tocan o se evitan, tampoco es igual el tono de voz o las expresiones que se utilicen a la hora de abordarla.
Debemos pensar en la sexualidad no solo como un cuerpo y sus funciones, debemos pensarla desde las relaciones interpersonales, la expresión de los afectos, la gestión de los tiempos de intimidad, la curiosidad y el placer como elementos necesarios en la vida de cualquier ser humano.
Cuando hablemos de sexualidad, debemos hablar de algo más que de prácticas eróticas y, por supuesto, de algo más que de coitos y reproducción. En nuestras respuestas es importante recordar que dentro de la sexualidad entra también el cómo nos vivimos como seres sexuados, qué es lo que deseamos, lo que nos da placer, los besos, la compañía, las caricias.
En los primeros años, debemos ver la sexualidad infantil como parte de su desarrollo, que se manifiesta con importantes elementos sensoriales más que eróticos, por eso es que no debemos ver con ojos de adulto los comportamientos de las niñas y niños.
Tener siempre presente que lo importante es conocerse, aceptarse y expresar la propia sexualidad para ser felices, y muchas veces eso dependerá de la aceptación y posibilidad de expresión que le habiliten las personas de su entorno desde la niñez.
Debemos promover y legitimar el “ser genuinos”. La orientación sexual e identidad de género no hace a nadie más ni menos valioso como persona. Independientemente de la orientación sexual y la identidad de género, de si tenemos una discapacidad, o de si cumplimos en mayor o menor medida los estándares de belleza, todas las personas estamos preparadas para el placer, el amor, el erotismo.
El enamoramiento se puede dar en todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. Es indispensable reflexionar sobre educar en la diversidad afectivo-sexual desde la familia. Es necesario pensar en cómo educar a favor de la igualdad y en contra de la violencia por motivos de orientación sexual e identidad de género.
La expresión del erotismo va mucho más allá de los genitales. También puede incluir besos, abrazos, mimos, la simple compañía o momentos de intimidad y complicidad. Nuestra forma de expresarnos eróticamente, dependerá de algunos factores como nuestros valores y creencias, el modo en que entendemos las relaciones, nuestros sentimientos o emociones.
Las personas son seres únicos e irrepetibles. No hay dos iguales, por eso categorizar a las personas poniendo por delante ideas prejuiciosas o estereotipos, lejos de ayudarnos, nos dificultan el conocer realmente a las personas.
Finalmente, la clave para ser personas más saludables, para la prevención de la violencia, pero también para entablar relaciones afectivo-sexuales más plenas, reside en la educación en la diversidad y en el respeto por los derechos humanos, que evidencien las diferentes formas de vivirnos y expresarnos como personas. Por lo tanto, hay que ser conscientes de los cambios que se están dando en nuestra época, entender que el camino del dialogo y de construir espacios seguros es indispensables en cualquier sistema familiar, entendiendo que hoy en día existe una gran diversidad también respecto al tipo de familias.
Lic. Analía Lacquaniti*
Analía Lacquaniti es Licenciada en Psicología, titulada por la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, Especialista en Evaluación Psicológica (UNT), Sexóloga Clínica y Educadora Sexual. Será la disertante del curso “Manifestaciones sexuales en niños y adolescentes con discapacidad: una propuesta metodológica para el abordaje con las familias”, que se dictará los días 3, 10 y 17 de diciembre de 2022.