Recientemente, la autoridad ambiental estadounidense, la Environmental Protection Agency (EPA), ha prohibido la utilización del peticida clorpirifos en lo que respecta a la producción de alimentos a partir de un fallo judicial que encontró que los niveles de algunos alimentos expuestos a la sustancia excedían los niveles legales de tolerancia a estos agrotóxicos.
Michael Stanley Regan, cabeza de la Agencia, fundamentó la decisión diciendo: “En la fecha, la EPA ha tomado una decisión demasiado demorada para proteger la salud pública. Terminar con el uso del clorpirifos en los alimentos ayudará a asegurar que los niños, los trabajadores rurales y el público en general estarán protegidos de las potencialmente peligrosas consecuencias de este pesticida. Tras las demoras y el negacionismo de la Administración anterior, la EPA seguirá el camino de la ciencia y pondrá la salud y la seguridad como prioridad”.
Durante la presidencia de Obama ya se habían disparado las alertas al respecto en 2015, pero la administración de Trump lo rechazó en 2017 y en 2019, ante una nueva presentación. Es para destacar que en ese último año ya se hallaba prohibido en nueve países europeos, Alemania, Dinamarca y Suecia, entre otros. Al año siguiente, la Unión Europea hizo extensiva la prohibición a todos los demás.
La sustancia en cuestión es un insecticida organofosforado que actúa envenenando a los insectos, de forma que colapse su sistema nervioso. También suele utilizarse en ambientes hogareños.
Se ha comprobado que, aun en pequeñas cantidades, posee efectos neurológicos perniciosos en fetos y en niños, además de ser perjudicial para la vida marina y los animales, en general.
Ya en diciembre de 2015 el CONICET y la Asociación Toxicológica Argentina habían advertido sobre su toxicidad. Hacia 2009 el Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) había vetado su utilización doméstica y a partir del 2023, se prohibirá completamente.
El tema es que este no es el único ni el más difundido de los pesticidas organofosforados en nuestro país y existen investigaciones que aseguran que todos ellos son peligrosos, ya que se les atribuyen malformaciones, problemas neurológicos, cáncer y muchas otras patologías.