Existe la creencia de que se trata de aparatos de alto costo, fuera del alcance de la mayoría de las personas. En realidad, transformar un hogar en totalmente inteligente de una sola vez lo es. Una evaluación de expertos en la materia recientemente publicada en en The New York Times (https://www.nytimes.com/wirecutter/reviews/best-assistive-smart-home-technology-for-disabled/) da cuenta de que es posible ir paso a paso y de que existen algunos aparatos de bajo y de mediano costo que pueden ir integrándose entre sí, de acuerdo con la disponibilidad económica y la necesidad de sus usuarios, muchos de los cuales están disponibles en nuestro país.
Uno de los más simples y efectivos son los enchufes inteligentes, con un costo de entre 10 a 15 dólares (alrededor de $ 2.500 en Argentina). Se enchufan, se vinculan con un teléfono inteligente del tipo que sea (soportan versiones más o menos antiguas de Android o de iOS), se conecta el aparato que desea controlarse (por ejemplo, una lámpara de mesa o un ventilador) y ello habilita prenderlo y apagarlo o programar o temporizar ambas acciones mediante una aplicación que usualmente se provee. También se pueden accionar mediante la voz (a través del teléfono o de parlantes comandados oralmente, como los sistemas Alexa, Google Assistant o Siri). De esta manera, personas con baja visión o problemas de movilidad acceden a su control o a saber si están encendidos o apagados de forma remota.
Los interruptores empotrables y las luces inteligentes tienen un costo similar al de los enchufes. Algunos poseen su control remoto, pero otros se comandan vía celular o por los sistemas mencionados de accionamiento por voz. Asimismo, permiten programación y conocer el estado de las luces. También se pueden sumar sensores que hagan que la luz se prenda al ingresar al lugar y se apague cuando no haya movimiento, entre otras opciones.
Estos últimos, además de las funciones conocidas (detección de movimiento, de humo, etc.), tienen la virtud de servir para saber si se ha dejado una ventana abierta, pueden disparar señales de emergencia ante caídas, alertar sobre fugas de agua y desbordes y otros múltiples usos. Se pueden obtener por $ 1.500 cada uno en adelante.
Las cerraduras también pueden ser inteligentes. Para algunas personas con problemas de visión o de movilidad insertar una llave puede llegar a ser una tarea engorrosa. Estas permiten distintas opciones alternativas, como, por ejemplo, abrirse o cerrarse automáticamente al llegar o al irse del hogar, ingresando un pin en un teclado adaptado, por comando de voz y hasta por el reconocimiento de la huella digital del usuario y de otras personas habilitadas para acceder, como familiares, cuidadores, amigos, vecinos, etc. Por otro lado, evitan el problema frecuente en personas con y sin discapacidad de olvidar las llaves o de perderlas, lo que implica problemas de seguridad. Su costo arranca desde algo más de $ 20.000.
Algunos proveedores de televisión por cable en Argentina ya tienen disponibles controles remotos para sus decodificadores que pueden manejarse con la voz, es el caso, por ejemplo, de Telecentro. Para acceder a él se pagan $ 1.500 por única vez.
Al mismo tiempo, existen controles remotos por voz universales, que habilitan a sus usuarios a manejar varios de los aparatos de su hogar, además de la TV, como los aires acondicionados, radios, luces, equipos de música y otros. Además, pueden programarse para que den noticias, el estado del clima, hacer llamadas y controlar la rutina diaria. Estos requieren sistemas como Alexa, con precios que comienzan en algo más de $ 8.000. El requisito es que los aparatos sean compatibles o compatibilizables. Algunos de ellos, algo más sofisticados, incorporan una pantalla y una cámara, con lo cual agregan a las funcionalidades anteriores la posibilidad de realizar videoconferencias. Estos son más caros: $ 20.000 o más.
Todos estos aparatos y muchos otros se conectan por wifi, por lo cual poseer una red casera es un requisito imprescindible.
Un problema que puede darse con alguna frecuencia es que la conexión de internet y/o la red dejen de funcionar, un inconveniente que suele solucionarse reseteando el módem, lo que puede resultar una tarea dificultosa para personas con movilidad reducida o visión escasa, pero se resuelve con la ayuda de algún allegado que pueda hacerlo.
Estas son solamente algunas de las posibilidades disponibles para hacer que el hogar sea inteligente. Como puede apreciarse, los costos no son mayormente prohibitivos y pueden incorporarse paulatinamente más dispositivos poco a poco, de acuerdo a la disponibilidad de cada usuario potencial.
Existen, también, soluciones domóticas mucho más complejas y costosas, por las cuales prácticamente casi todas las instalaciones y aparatos eléctricos de la casa (puertas, ventanas, persianas, riego, calefacción, cafetera, etc.) pueden controlarse a través de la voz, en cualquier momento y desde cualquier lugar, pero seguramente instalaciones mucho más modestas y accesibles económicamente como las descriptas alcanzan para lograr una vida más confortable y, sobre todo, más independiente para muchas personas con discapacidad.