Kelsey Trevett es un joven de 19 años estudiante de Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford. A las 16 semanas de nacido le detectaron cáncer en los ojos. La quimioterapia junto con la cirugía laser aplicadas a los seis meses de vida disminuyeron el tamaño de los tumores, pero su ojo izquierdo no pudo ser salvado y el derecho quedó con una visión muy disminuida.
Regresaba en tren desde Londres a su casa ubicada en Watford, ciudad que se halla a 27 kilómetros al norte de la capital inglesa. A unos pocos asientos de distancia, un niño particularmente inquieto recibía regaños de su madre. En un momento, el chico, de no más de 3 o 4 años, repara en el bastón de Kelsey y pregunta a su mamá por qué lo lleva. Para su horror y sorpresa, la mujer le contesta a su hijo que se comportara o terminaría ciego él también, ya que los que portan discapacidad es a consecuencia de la mala conducta que tuvieron en vidas anteriores.
En declaraciones realizadas al periódico Daily Mirror, el joven activista por los derechos de las personas con discapacidad confesó que durante un par de minutos quedó estupefacto, pensando que había escuchado mal. Pero no era así. Y, pese a estar acostumbrado a los debates y a defender sus ideas, no supo qué contestar ante semejante agresión.
Dijo que es demasiado frecuente escuchar comentarios discriminatorios de gente que ignora lo que son las discapacidades, pero que nunca había recibido uno tan explícito y directo, ya que la mujer lo dijo en voz bien alta, por lo que está seguro de que el discurso fue intencionado.
Kelsey es el presidente de la rama estudiantil del Partido Verde británico. Declara que si bien con el paso del tiempo la percepción sobre la discapacidad va cambiando, todavía falta un largo camino por recorrer.