Shinya Yamanaka, investigador de la Universidad de Kyoto, en Japón, obtuvo el premio Nobel de Fisiología y Medicina de 2012, compartido con el británico John Gurdon, por su trabajo de más de 10 años, por el cual descubrió que células adultas comunes pueden reprogramarse para transformarse en células madre pluripotentes añadiendo a las mismas cuatro proteínas. Este procedimiento, que se conoce desde entonces como factores de Yamanaka, limpia las marcas epigenéticas (forma en que se expresan los genes) celulares para darles un nuevo comienzo, abrió el juego a una serie de investigaciones para aplicar, en el largo plazo, este descubrimiento a los seres humanos.
La última noticia de importancia al respecto es que el pasado 19 de enero Altos Labs, una startup creada menos de un año antes, recibirá fondos nada menos que por 3.000 millones de dólares de un grupo de inversores entre los que figuran multimillonarios como Yuri Milner y Jeff Bezos para que lleve adelante investigaciones sobre el potencial real de dicho procedimiento.
La forma prolongada de utilización parece desaconsejable, ya que experimentos realizados con ratones programados para expresar progeria, es decir, esa rara enfermedad que provoca un envejecimiento prematuro y muy acelerado, han demostrado que un tratamiento completo con las cuatro proteínas devolvió rápidamente la vitalidad a los animales, pero pocos días después ellos fallecieron, sea como consecuencia de proliferación tumoral maligna o simplemente porque las células retrocedieron demasiado en el tiempo y perdieron identidad, por lo que los órganos que ellas componían dejaron de prestar sus funciones.
Es por eso que el procedimiento que suele aplicarse es el de la reprogramación parcial, esto es, se utiliza por menos tiempo, como para que no se vuelva tan atrás y, a su vez, suele omitirse una de las proteínas, la que ha demostrado tener tendencias cancerogénicas.
Además de la utilización de animales de laboratorio, las experiencias con tejidos cultivados de mamíferos, algunas de las cuales incluyeron muestras humanas, lograron exitosas reversiones y también en roedores completos, sobre todo se apunta que la restauración de la vista en estos últimos y las mejoras respecto de cultivos de piel de personas añosas, que son las más exitosas.
De todas maneras, los investigadores que se dedican a estudiar estos métodos de tratamiento de la restauración celular creen que se está lejos de poder utilizarlos en humanos en el corto y mediano plazo, pese a algunos éxitos importantes con animales, y que su utilidad actual reside sobre todo en ayudar a descubrir cómo se produce el proceso biológico del envejecimiento y también abre la puerta para experimentar en la reversión de formas patológicas ligadas a la genética.
Existen al menos cuatro empresas que se hallan enfocadas en avanzar sobre la problemática de la mayor edad y sus consecuencias en humanos utilizando el descubrimiento de Yamanaka, algunos agregando otras sustancias para atenuar los efectos negativos referidos a la regresión a estados celulares demasiado primitivos.
Pero no se trata de la única línea de investigación, ya que otras que busca similares resultados están utilizando el aprendizaje automático a través de inteligencia artificial para identificar qué genes aislados (o la combinación de varios de ellos) activar para revertir la decadencia física de la vejez en forma segura, sin que ello lleve a la pluripotencia, es decir, al estado en el cual las células están aptas para cumplir diversas funciones, pero todavía no lo hacen con ninguna, por lo que no resultan funcionales.
Otra de las cuestiones que advierten los científicos respecto del potencial antienvejecimiento es que eso no supone que las personas vayan a vivir eternamente, sino que seguramente podrá prolongarse todavía más la existencia (algunos auguran que llegarán a alcanzarse 130 años) y lo que resulta más auspicioso es que eso se hará con mejor salud y con menos declinación funcional. Eso sí, se estima que el plazo para lograr esos avances es incierto.
Lo que aparenta ser mucho más accesible es que, utilizando las proteínas completas o no, con o sin otras sustancias adicionadas, su aplicación para la reversión de algunas dolencias con base genética se encuentre mucho más cercana en el tiempo, sobre todo en aquellas áreas en las que se han logrado mayores progresos, como las referidas a la vista y a la piel, y con mayor probabilidad en las degenerativas de esos y de otros tipos, ya que, de hallarse la metodología apropiada y segura, ello habilitará a que se vuelva atrás en la evolución celular, permitiendo regresar a estados anteriores a los patológicos.
De todas maneras, más allá de no alentar falsas expectativas, el hecho de que las inversiones en este campo resulten en valores tan importantes (y realizadas por apostadores a los que no les gusta perder) indica que la posibilidad seguramente es algo lejana, pero que, al mismo tiempo, conlleva una alta probabilidad de concretarse.